Lo primero es dar parte a tu seguro en el caso de que se encuentre dentro de las coberturas contratadas en tu póliza. Entonces el taller de confianza te podrá sustituir la luna o, incluso, repararla mediante la extracción de aire y humedad de la grieta, con el consiguiente inyectado de resina transparente y adhesiva.
Actúa de forma rápida, especialmente en casos en los que el daño se encuentre a menos de diez centímetros de alguno de los bordes.
El vidrio determina la rotura
Pero, ¿conoces realmente el tipo de vidrio que tu bien posee? La reparación dependerá en gran medida de este factor. Así, diferenciamos entre:
- Vidrio laminado: dos láminas de vidrio se unen mediante una hoja central de PVB (plástico trasparente de polivinilo). Si se produce un daño, esta mantendrá el cristal en su posición, evitando la fragmentación y proyección de fragmentos. Son los que se utilizan en la actualidad.
- Vidrio templado: con un espesor de unos 5 milímetros aproximadamente, es tan resistente como rígido gracias a su proceso de producción. Sin embargo, son estas particularidades las que lo convierten en un parabrisas peligroso, ya que un impacto puede despedir todos los fragmentos. Han quedado relegados a lunas laterales.
Remedio puntual: pintauñas
Si es tu caso y la rotura no reviste de una revisión de urgencia, un remedio que puedes utilizar es aplicar esmalte de uñas transparente en ambos lados de la luna sobre la zona dañada.