Estos tipos de vidrio, tanto el vidrio laminado como el vidrio templado son los más utilizados en la construcción. Hemos comentado en varias ocasiones las peculiaridades de cada uno de ellos, aunque no está de más recordarlas un poco.
El vidrio laminado:
Este vidrio se compone de dos o más hojas de vidrio monolítico unidas entre sí por láminas de un polímero plástico. Si se rompe el vidrio, los trozos de cristal permanecen adheridos a la lámina plástica.
El vidrio templado:
Este vidrio recibe un tratamiento térmico especial para aumentar su resistencia mecánica y al calor. En la fabricación de este vidrio, hay que calentar el cristal hasta una temperatura de reblandecimiento para después enfriarlo muy rápido con aire.
Estos cristales, aparentemente parecen exactamente iguales pero lo cierto es que hay una gran diferencia entre ellos, de manera especial en el uso que se les dé.
Respuesta a diferentes situaciones:
A la filtración de la luz y rayos UV: el vidrio laminado es perfecto para ventanas y techos de vidrio, las láminas PVB ofrecen gran protección frente a los rayos UV, absorbiendo el 99,5% de ellos. El vidrio laminado carece de protección solar, aunque es más resistente al calor directo del sol, el frío o los impactos.
Al peso e impacto: los vidrios templados presentan un aumento de la resistencia mecánica y ante un impacto sus piezas se rompen en trozos muy pequeños que no representan peligro. En el caso del vidrio laminado tiene una gran resistencia a la penetración y ante un impacto la lámina plástica mantiene los trozos del cristal juntos, creando una superficie casi impenetrable.
A choques térmicos: el vidrio templado es más resistente el calor, no se derrite o se rompe aun si la llama se aplica directamente. El vidrio laminado aunque puede soportar calor un tiempo, no es resistente al fuego o a los choques térmicos.
Fuente: temglassltda.com